lunes, 24 de octubre de 2011

GOLPE SÚBITO

La vida suele agarrarte a cachetadones, te da de alma en el alma y te patea en el suelo sobre todo cuando se te ocurre suplicar… pero hay golpes en la vida tan dóciles, yo lo sé.

Una tarde, de esas frías en la que la pollada te sabe a puerco de Ventanilla y el ají es más seco y malo que el que le pegó al gallo Carmelo, una tarde de esas, digo, cuando no tienes saldo en el teléfono celular y la vida no vale nada porque nada tienes en la vida o eso es lo que se te da la gana de creer, el sonido de un mensaje de texto puede presagiar el sonido de la cachetada que te va a meter la vida.

Pero el golpe no necesariamente es para que te duela, también es para que te despiertes, para que te encuentres, para que reacciones ante las estupideces que andas creyendo sin que te mande nadie a creerlas.

Llega el dichoso mensaje y luego de diez minutos sales corriendo a hacer la llamada que necesitas hacer, porque ya se dijo, no tienes saldo en el puto celular, y cuentas, cincuenta, un sol cincuenta, un sol sesenta, un sol falso, un sol diez y no te cuadra la cuenta porque el que te ha falseado es parte de la vida y te han pateado otra vez.

Marcas el número y encima marcas mal, porque el teléfono público es del primer gobierno de Alan y los numeritos ya no se ven, encima te contesta una gruesa voz a la que le dijiste Silvia y te manda al carajo. Vuelves a contar, un sol falso, cincuenta, sesenta y marcas por segunda vez logrando un relativo éxito porque lo que obtienes en la comunicación es breve y no alcanza para nada, corres a pedir sencillo a tus amigos que de mala gana te dan sus monedas como a un pordiosero que amenaza con inyectarles una jeringa con SIDA si no le das para la pasta básica. Recorres nuevamente el camino de regreso y un perro te corretea porque hueles a pollo y te jode los pantalones cuando se da cuenta que el olor es a cerdo y con él también se entiende en lo sexual.

Otra vez llamas y ahora si por fin tienes una conversación decente, pero te terminan diciendo que te debería dar vergüenza por no cargar alguito de saldo siquiera en el celular ya que tú eres una promesa del empresariado nacional y que Gastón Acurio te llega a los talones, pero que lamentablemente te quedarás de cocinero de polladas por misio.

Con la convicción de que la noche te tenía una promesa apuras las cervezas y te tragas lo que ya ni siquiera sabe a cerdo porque se ha enfriado y ahora es cualquier cosa grasienta entre tus dedos. Se levantan todos de la mesa, coordinan para el encuentro nocturno y te olvidas por un buen rato de tu mal rato y te vas confiando en encontrar agua caliente para bañarte pero ni siquiera agua encuentras cuando llegas, bajas con tu balde a pedirle un poco a la dueña de la casa para estar decente aunque tu cara diga lo contrario.

Llega la noche y el Lounge anda en el mismo sitio de siempre, esperándote para hacerte la vida más bonita y las cachetadas te duelan poquito menos porque saben a caricias. Entonces vuelve a sonar el teléfono, te anuncian la llegada triunfal del barco que ha dado el pitido final de su partida o algo así parecido a la canción de la española que le encanta llevarse gente del INABIF.

Y entonces comienzan las clarinadas de alerta de la vida y te va mirando con una sonrisa cachosa para ver si adivinas sus intenciones y te levanta la mano para asustarte pero se hace la loca y se da media vuelta, te vuelve a mirar de reojo y te hace un guiño maquiavélico como quien dice… ahora te las arreglas solito.

Y solito te la tienes que arreglar pues, total a la vida no le importa tu vida, sino agarrarte a cocachos porque como ya nos contó Nicomedes, así es la única forma de aprender, sino, no habrás cambiado mucho pelona.

La conversación comienza a fluir, primero te haces el loco, el decente, el que no se hace el loco ni el decente y cuando menos te das cuenta, ya estás en otra onda, sumergido en la vorágine de la tempestad de la animalada, porque animal te pones cuando esas cosas pasan, porque animal te vuelves, porque así, animal como eres es como te van a conocer en realidad y todita tu pose de caballero aficionado, de galán de ferretería, de adonis de Teletón, se te va por el retrete porque de lo primero que te olvidaste es del manual de Carreño y simplemente te detienes a ser el animal que siempre fuiste.

A la mañana siguiente te comienzas a preguntar que tan mal pudiste haber caído, que tan pesado pudiste haber sido, sin saber comportarte, rogando para que a quien acabas de conocer se quede ahí sentadita a tu lado, suplicando para que no se vaya a otro sitio porque piensas que ya se aburrió todita y los casuales entrevistados no le sirven ni para hacer su tesis de psicología porque todos los casos que vio mientras estudiaba los presentaban frente suyo y que para eso estaban las aulas, los libros y la biblioteca, pero no el Lounge pues.

Y te vueles a preguntar por qué carajo te preocupas por si llegó bien a su casa, si no le pasó nada, si está con vida y si, por que si, no se encontró con ningún tipejo de nacionalidad holandesa que le guste jugar al Póker.

Igual te haces las preguntas y como no tienes respuesta miras al cielo y le recriminas a la vida que por qué michi no te mete ahí mismito un coscorrón a lo Don Ramón para irte a llorar a tu barril.

Así comienza todo, ni cuenta te das y ese sonido que le has puesto a tu celular para que suene y te alerte, te asusta porque aunque seas un poco sordo igual rechina de estridente y lo estridente cuando es súbito, como los golpes, te asustan igual. Pero te comienzas a acostumbrar al sonido o a los sustos porque se repiten y algo retumba dentro de ti y no es sólo el bolsillo del pantalón donde llevas el dichoso aparato.

Luego, claro está, como todo comunicador que se respete, como todo publicista que se crea digno, como todo adalid de la revolución tecnológica que se crea virtuoso, te pones a chismosear en su facebook, claro, sólo con fines informativos (si huevón). Y vuelves a los recuerdos y a mirar las fotos y comienzas a sacar tu cuenta sobre su personalidad, tratas de determinar si con quien te has cruzado no te va a agarrar un día con un machete o no se ha escapado de Santa Mónica o en el peor de los casos, no es una pepera con requisitoria en algún penal, pero hay que admitir que desde el principio te ha parecido bonita, que comienzas a verla y te parece más bonita, que vuelves a ver sus fotos y aunque haya escogido sus mejores ángulos, igual, aunque la pongas de cabeza y la desfigures te sigue pareciendo bonita.

Pues entonces ya no es bonita ella por obra y gracia de la genética de sus padres, sino porque ella es así pues, aunque sea fea seguirá siendo bonita y como ni fea es, pues más bonita te va a parecer… ¿aunque si fuera fea? Pero no lo es pues, pero y si lo fuera, si lo fuera, ya no hay vuelta atrás, te hubiera seguido pareciendo bonita porque ella hasta en la voz tiene una belleza rara, de esa que te causa sinapsis inaudita, y lo único que sabes que está ocurriendo es una descarga eléctrica que se parece a la sinfonía de las canciones que cuando niño, te cantaba tu mamá.

Pasan más días y la conversación fluye sin parar, va para adelante y va para atrás y descubres que el mismo animal que viste en ti, ella también ya lo notó y te va diciendo animal, animal, animal, animal cada vez que tiene oportunidad, pero dentro de tanta animalada junta te das cuenta que no es peyorativo, no es que te quiera insultar, tampoco te sientes mal, entonces dejas que sea muy bienvenido ese animal.

Hasta que un día miras tanto una foto suya que te la pones a dibujar, rescatas el artista que naufragó hace tiempo y la verdad que sabes que aunque hasta es posible que haya muerto ahogado, igual le das al carbón, y vas cantando: mepongoapintarteynoloconsigo y retomas la letra cuando sabes que algo anda mal en tu dibujo de primaria: lentamenteterminopensando quefaltasobremipaleta… y cuando estás por desistir llegas a la parte en la que dice: coloresintensosquereflejenturarabelleza pero antes de llegar a la parte en que el dichoso Guillermo Dávila decía: sólo pienso en ti, sólo pienso en ti… te detienes súbitamente porque sientes que te acaba de caer un duro golpe de la vida que se asomó un ratito para meterte tu chiquita y te haces el loco y el loco que te hiciste se hace aún más loco que el loco que te hiciste tú y así no te harás bolas como se lo acaban de hacer estos locos.

Cuando llega el momento de entregarle la obra de arte del kínder, ya es muy tarde para decir que es una joda para Tinelli y que mire la cámara escondida porque está en el taxi indiscreto, no, lo único que queda es darle todita la razón cuando te dice que eso que acabas de hacer no se parece a ella y ten por seguro que estará pensando que tus reales intenciones eran burlarte con semejante bodrio sobre su belleza.

En el tiempo en que pasan juntos descubres que tu desenvolvimiento es natural, eres un pez en el agua, un cachalote en alta mar, un alacrán bajo la piedra, un ex convicto del Larco Herrera y eso te deja en paz, te da tranquilidad, habla mucho de ti mismo, sobre todo a ti mismo, porque eres ese animal que no esconde nada, ni el olor a cigarro, ni la pelada, ni la vergüenza, al contrario, muestras muy poca de ella y encima ni cuenta te das en todo el día, porque sigues siendo tú mismito y justamente una cualidad de tu yo interior es no darte cuenta de ni mierda.

Otra cualidad de tu súper ego es que le encanta matar a su a alter ego y ese maldito cuando se defiende lo hace dañándote el reloj biológico, entonces te da la impresión de que a pesar de los días y las horas bien contaditas y planificadas porque de algo tienes que vivir y no se vive sin trabajar y para eso hay horarios, se transforman en una masa informe que se descuajeringa ante cualquier cálculo exponencial y la historia desde que comenzó te parece tan larga que no tiene un límite fijo, parece perderse como se pierde la otra orilla del mar, en castellano quiere decir que te parece que han pasado mil años desde otra vida que se conocen y aunque no sepas de que manera fue ese encuentro, tus razones podrán pasar desde el pensar que era una mártir de la independencia rusa y que alimentó a Lenin y sus camaradas en olla común frente al Kremlin o tal vez fue la que amamantó a Rómulo mientras tú andabas despreocupado por un bosque soñando con tener tu departamentito entre las huestes romanas luego de un sorteo donde estaba imposibilitado de participar cualquier cristiano conocido o que tal vez es verdad que eres el personaje de Cortázar y que dadas las circunstancias, Cortázar no te quería mucho.

Al poco tiempo la naturaleza se encargará de hacer su trabajo sucio, claro, la maldita es vecina de la vida y rajonas como son confabulan para ver si el golpe te lo dan con una tormenta o sólo hacen amagos para ver tu cara de espanto y revolcarse de la risa, par de locas. Pero quién es la naturaleza si no eres tú mismo, claro, biodegradable eres pues, orgánico, si sudas apestas, si apestas te bañas y vuelve el ciclo, justamente es el ciclo el que te atrapa y ahora ya no sabes nada, ni del ciclo menstrual siquiera, y todos tus conocimientos se van al tacho cuando decides no saber nada y dejar que el agua fluya y sólo te sientas sobre tu tranquilidad a ver qué deja observar esa correntada cristalina y transparente.

Es ahí cuando se te ocurren cosas con total normalidad, igualito como se te ocurre decirle a un amigo que cómo es posible que no pueda hacer un simple papel si se la pasa haciendo papelones en su vida, más o menos así se te ocurre decirle buenos días en todos los idiomas que encuentres y aunque olvides el quechua, se lo dices en un papel garabateado en un momento de regocijo y total relax, también te pones a armar torres y a comprar pintura, te vas a ayudar a unos niños desamparados, corres a buscar tu manual del buen ploteo universal para hacerle un regalo, o sea, ya no lo piensas, sólo te sale y te sientes feliz, aunque luego le malogres la pared por no haber recopilado todos los detalles o gastes demás por haber olvidado una bolsa con cepillos por culpa de lo que se ve debajo de la correntada y una copa de pisco.

Resulta también que es justo cuando una pregunta comienza a arreciar y una amenaza sobre ese súbito interés por el conocimiento pretende que respondas a la pregunta de ¿qué es lo que quieres? Y no porque te lo andes preguntando tú mismo, sino porque te acaban de volver a acusar con eso, te señalan y te miran a los ojos y te retan a responder y para dar una satisfacción acertada te remontas al principio aunque no te crean que puedas tener principios, pues haces tu pequeño viaje temporal y te respondes a ti mismo con otra pregunta: ¿es eso importante? Y el vaivén de las alternativas te palidece un poco el lóbulo derecho de tu empequeñecido cerebro, decides no querer saber otra vez, porque así como andas está todo muy bien, porque aunque sepas te haces el tonto pues, te haces el pulcro y no quieres manchar nada y nuevamente la respuesta más adecuada que encuentras es dejar hacerle la jugadita a la vida, que si le gusta golpearte por las puras, a lo mejor te agarra cariño un día y esos golpes ya no serán para causarte dolor, sino sólo para amedrentarte y decirte que no te portes mal porque si no la chochoca te va a sacar.

Tiempo después, al parecer mucho tiempo después, pero recordemos que ya tienes el reloj tan averiado como las pistas por culpa de Castañeda, lo cotidiano se trastoca y se vuelve tan común y compartido que se adjunta a parte de tus necesidades, lo que antes era extra ordinario, ahora se hace imperativo, así como antes era el ceviche un plato para curar la resaca, ahora es platillo de bandera nacional. Ya no sólo hay mensajes, llamadas, chat, conversación, sino que aparecen las video llamadas y lo único que sabes es que todo es lo máximo cuando ves como se queda dormida con un cuento estúpido que escribiste hace varios años atrás.

Y un día la vuelves a mirar como en las fotos y descubres que es igualita a la retratada, entonces ya sabes que se salió de ahí para decirte que de verdad es real, pero que nadie, por el momento quiere hablar de eso, porque un día, cuando hacían el recuento de la experiencia luego de un mes exacto, le dices que todo ha estado mostro sazonado con algunas cosas raras, te dijo que de lo raro prefiere no hablar y hay que hacerle caso nomás, porque es de armas tomar y te manda al carajo, aunque hasta te guste cuando al carajo te ha de mandar, porque no es contigo la cosa, sino con el carajo.

Decía, la miras y te acuerdas del Mai tai, haces la cuenta del 1 2 3 4, comienzas a contar sus lunares, a mirar sus pupilas, a imaginártela de rubia sex simbol con el tiente que se acaba de comprar, a leer sus líneas de expresión, a recordar cuando antes por nadie en el mundo, ni aunque te pagaran acompañarías a alguien hasta una universidad y te regresarías de inmediato sin más ni más, sólo porque la recompensa de una conversación indiscutiblemente amena pagan el menú completo y porque su sonrisa ya es un buffet enterito, con manjar blanco sobre el caviar y aunque sepas que eso no es nada gourmet, sabes que a ti te va a gustar.

Y un día te preguntarán ¿por qué me miras de ese modo? Y la única respuesta será otra vez otra pregunta: ¿acaso hay otra forma de poderte mirar? Y un bache te saca del ensimismamiento porque el bache viene con un certero “ni te enamores carajo” y es ahí cuando la vida te vuelve a observar, te vuelve a rondar, te vuelve a acariciar y no sabes si eso es bueno o te está preparando para meterte el más somero puñete al estilo Broncano o sólo te va a dar de palmaditas en el rostro y a decirte que ya no importa nada, que nunca le importaste y que si te diste de golpes fue porque te pusiste mal los zapatos y que ahora no importa nada porque te vas a poner a soñar y cuando entras al sueño, la vida ya no interviene y ningún dolor te podrá causar.

Lo que en los sueños se podrá dar, ya es otro cuento, ya es otro andar, porque si alguien dijo que la vida es una barca fue Calderón de la mierda y de eso no quieres saber, porque la mente en blanco trabaja mejor que la que calcula y si eres feliz aún, ni a la vida, ni al Lounge, ni a Calderón le debes nada porque todas las recompensas te las llevas para que las puedas entregar tú a quien la gana se te va a dar.

Pero un día te despiertas retorciéndote de dolor, porque la pendeja de la vida, te dio, soberanamente, una mundialista patada en los huevos.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Traslúcida

¿Y si este hubira sido uno de los buses que se fue de gira? jamás lo hubiran podido contar...

Volviendo sobre sus pasos, echando la mirada atrás, Abelardo descubrió una extraña brillantez, las fuerzas flaqueaban en el intento de sostenerlo pero aún le quedó algo de vitalidad para darse vuelta y hurgar sobre el arenoso suelo, era un diamante, el más perfecto que jamás había visto. Cansado y sediento embutió el tesoro encontrado en su mano derecha, luego retomó su camino sobre el desierto interminable, dio dos pasos y resbaló sin poder evitar la caída, casi se desnuca pero aún seguía con vida, miró el cielo azul, pensó que moriría, vio una brillante luz y sintió su cuerpo consumirse por un abrasador aire caliente, lo último que supo fue que el diamante atravesaba la línea de la muerte.

Trescientos años después, el equipo técnico de un programa de televisión dedicado a los casos de éxito en las comunidades alejadas de la capital se había instalado en el Hotel Buenaventura, todo el grupo de producción estaba interesado en el pueblo que había forjado su crecimiento económico en las bellas orfebrerías hechas a base del cristal mejor elaborado en todo el planeta. Era uno de eso típicos encuentros en los que un tema causa sensación porque nadie sabe lo que está sucediendo.

Una vieja señora, de esas que gustan hacer compras extravagantes resultó ser especialista en cristalería fina y descubrió que la escultura sobre vidrio que había conseguido resultaba ser la más refinada que alguna vez había encontrado, la pasión por el arte sobre arena fundida la llevó a investigar la procedencia de aquel ornamento tan finamente construido y dio con que éste había sido comprado en el mercado negro de un pueblo ubicado a doscientos kilómetros de la capital, en las cercanías de un desierto. En cuanto trató de saber más sobre el pueblo elegido terminó sabiendo que muchas obras de arte se habían repartido alrededor del mundo, con la misma calidad, bajo las mismas características de pureza, con los mismos parámetros de mejor no saber de dónde proceden.

La avejentada coleccionista tuvo la oportunidad de hacerle saber su descubrimiento al canal HBCX, en su afán de descubrir más de la verdad se comunicó directamente con la agencia de programas especiales y les contó sobre el tema, creando, de este modo, el interés de la televisora para luego irse a la aventura y tratar de descubrir el secreto del éxito de este pueblo, y de paso, desenmarañar la red de tráfico de orfebrería fina, tan sospechosamente protegida por los gobiernos de turno.

Llegaron en una caravana orquestada al más mínimo detalle. Fotógrafos, luministas, equipos de sonido, carrocería protegida contra tormentas de arena, monitores de sondas subterráneas, sismógrafos, aparatos de comunicación satelital, metódicos esquemas de triangulación de terrenos planos, cartógrafos, operarios y militares en retiro.

Los habitantes de Arena Fina, cual nombre el gobierno de principios de siglo había consagrado a dicho territorio, quedaron sorprendidos con la multitud de los recién llegados, pero guardaron la compostura y los recibieron de la mejor manera posible, amablemente les ofrecieron a todos la única habitación del único hotel de aquella pequeña ciudad.

Poco acostumbrados a recibir visitas de tal índole se organizaron de la mejor manera posible y organizaron una gran feria denominada “Traslúcida, la luz brilla siempre” y en tan sólo medio día habían apostado carpas multicolores en la plaza principal de la ciudad exhibiendo las mejores muestras de su arte, delicados y finos objetos de seducción labrados en cristal de la más pura calidad, ángeles dominando el firmamento sobre imponentes rocas, demonios minimizados a ingenuos ogros dentro de un panal de abejas, violadores siendo carbonizados ante una luminosa esencia de luz, sacerdotes adorando un pedazo de diamante y lo que resultaba más controversial, una niña escarbando en un pozo de arena.

El día de grabaciones comenzó muy bien, los camarógrafos se centraron en captar los detalles de las esculturas, los reporteros conversaban con los artistas, a los que halagaban en demasía, los productores señalaban las pautas a seguir y cerca de una veintena de curiosos empleados fotografiaban todo lo que podían a su alrededor.

Uno de los periodistas más acuciosos del programa preguntó, ¿De dónde obtienen la materia prima? A lo que el entrevistado respondió, La labramos nosotros mismos, pero el periodista insistió, Sabemos que hay mucha arena alrededor, pero hasta ahora no hemos visto un solo horno de preparación, el sorprendido interlocutor sólo atinó a decir, Tenemos una mina de vidrio, las miradas juiciosas de sus vecinos no se hicieron esperar.

A la mañana siguiente, mientras ofrecían una suculenta suma de dinero a uno de los lugareños, un Cowboy partió rumbo al este, adentrándose al desierto. La intención era descubrir la dichosa mina de cristal, la cual tendría que ser, por obvias razones, única en su especie, ya que el vidrio procede de la fundición de arena y no yace bajo tierra, como una yedra o un tulipán.

Cientos de pobladores partieron detrás de ellos, presagiando el inminente descubrimiento de su secreto y tomando las previsiones respectivas para, antes de salir, haber llamado a las autoridades nacionales para informales sobre lo que estaba sucediendo.

Dentro de poco una de las llantas del vehículo que transportaba al productor general empezaría a rechinar y a obligaría al conductor del vehículo a perder el control de su máquina, el mismo que debió frenar, irremediablemente, dando tres giros sobre su eje. El movimiento del auto sumado a las ráfagas de aire que generaron dejó del vehículo abruptamente al descubierto de lo que había en las profundidades de la pista maltratada.

No había más que vidrio, se había construido una singular carretera sobre arena fundida, ante tal incidente, el resto de los automóviles que venían detrás se detuvieron intempestivamente. Alguien gritó, ¡Déjennos en paz! ¡Nos van a matar! Fue entonces cuando todos bajaron de sus vehículos, observaron el cielo agreste e invocaron a todo aquel que tenga una cámara digital apuntase hacia el cielo, pero no hicieron caso, mientras seguían obteniendo imágenes del traslúcido suelo una luz poderosa opacó sus lentes, la incredulidad y el espasmo hizo que dejaran caer sus equipos, levantaran la cabeza y observaran el cielo vacío, un denso aire se apoderó de ellos, poco a poco se fue calentando todo alrededor de todos, muchos trataron de correr y refugiarse en sus carruajes, no quedó ninguno sin explotar, mientras, los pobladores trataban de correr hacia alguna zona alejada, lejos del vidrio que cada vez más los opacaba.

Quinientos años después, entes alienígenos que controlaban la bancada oficialista del gobierno de turno recibieron noticias de un fino vidrio encontrado en el desierto de aquella ciudad que había desaparecido misteriosamente durante la época de No Intervención Extraterrestre. Inmediatamente formaron una comisión de investigación y fueron a averiguar su procedencia, descubrieron que había sido causado por un fenómeno llamado vitrofusión que les fue muy fácil de entender. Lo que jamás pudieron explicar fue como es que encontraron un pedazo de celuloide fundido al costado del más puro y refinado diamante jamás encontrado, lo que no sabían era que esa joya, alguna vez atravesó la línea de la muerte de un tal Abelardo.

sábado, 29 de enero de 2011

´Barranca, Barranca´

Me tocaba ir de viaje, alisté mis chivas, me cambié de calzoncillo y me empujé un pan con tamal para aguantar el largo trayecto. No puedo decir que me peiné porque no hay nada en la parte superior de mi cuerpo que pueda acicalar con las duras cerdas de un cepillo para el cabello, igual, reluciente de la punta de la cabeza hasta las hebras de mis zapatos salí hacia el terminal de buses.

En Lima reina el caos así que el terminal de buses está en plena carretera Panamericana, al frente de algún supermercado. El viaje era corto y no había necesidad de llevar maletas, sólo lo necesario en el bolsillo para poder regresar y no morir de hambre.

El objetivo del viaje era hacer unos papeleos engorrosos para obtener unas boletas de pago de unos honorarios adeudados a una de mis madres, sabía de antemano que me esperaba hacer largas colas para retirar los documentos, otras más para que me los sellen, pelearme con algún notario para que se apure en fedatearlas, más colas para devolver los documentos y un ticket hecho a mano para cobrar el dinero. Eso me tenía a mal traer, sabía de antemano que la pasaría mal, así que salí de casa sin paciencia, sin cabello, con calor y renegando.

Esperando en el informal terminal estaban conmigo algunas personas cargando unas gallinas vivas, por lo que supuse que lo más probable fuera que el viaje sea un largo cacareo emplumado y algunas deposiciones impertinentes, lo peor es que era mucho más probable que todo eso ocurra en el asiento de al lado.

Luego de una hora esperando de pie apareció la 12 haciendo su nueva ruta interprovincial. Era hora de abordar pero antes se tenía que cumplir con el ritual de hacer el llamado respectivo del cobrador, quien en su pregón me dedicó algunas palabras colmando por fin mi paciencia y haciéndome estallar con sorna metodológica:

- Barranca, Barranca, pelado, Barranca, calvo, barranca, Barranca, cabeza de rodilla, Barranca, Barranca… ¿habla vas?

- Si voy ¿pero pasas por la reconchadetumadre?

lunes, 24 de enero de 2011

Casi, casi

Se creía que era una broma, pero desde los parlantes del bus se oyó la siguiente historia narrada por un comentarista deportivo:

Perú organizó el mundial pero este partido lo jugó fuera de casa. Arequipa fue la sede para enfrentar al poderoso equipo venezolano, 5 veces campeón mundial de la categoría sub 20.

Nuestra selección presentó a sus mejores cuadros, el “Orrantia” de Szyslo, “India Desnuda” de Sérvulo Gutiérrez y “Frailes” de Víctor Humareda, entre los jugadores destacaban dos de Once Amigos de Paramonga y uno flaquito de Tablada, que si Perú hubiera logrado clasificar sería defenestrado porque nica tiene menos de 20 años.

Venezuela siempre saca a relucir su estampa de quíntuple campeón consecutivo y nunca se sobra, siempre es humilde, nunca es soberbio y tienen una meta firme cada vez que juegan, como lo dice su slogan: “arriba, siempre arriba”, frase que nos la arrebataron porque nunca la patentamos. Pero así es este grandioso equipo venezolano, jugadores que juegan juntos desde hace 10 años, debutaron sin que aún le salgan pelos entre las piernas y se coronaron campeones del mundo cuando los jugadores de otros equipos hasta hijos tenían.

El partido comenzó parejo, Perú se le plantó al frente con lo más matizado y sin temor, logró dominar el balón y la repartió inteligentemente negándole así la posesión al equipo llanero, parecían todos inspirados, se les notaba motivadísimos, tuvieron una precisión escalofriante, la seguridad se volvió un baluarte, parecía que estos muchachos desayunaron destreza, llevaban tatuados el símbolo de la perfección, todos fuimos testigos de estos 30 segundos de glorioso fútbol que exhibió nuestro equipo bicolor.

A los 31 segundos de haberse iniciado el partido, Venezuela recuperó la pelota, la rotó lentamente, la tocaron los once que estaba en la cancha y a modo de intimidación el arquero se sumó al ataque, inició una jugada individual él solito, se llevó a todo el mundo y quedó mano a mano frente al arquero, pero ya lo dijimos, este equipo no es soberbio y el portero tuvo un momento de arrepentimiento y decidió regresar a su arco sin fusilar a nuestro guardavallas, pero el muy vivo se la dio a un delantero, el mismo que tiene el impresionante record de tan sólo 5 tiros herrados y 350 goles por la camiseta vinotinto.

Estaba cantado, iba a ser gol, pero alguien de la tribuna gritó: ¡Chávez ha muerto! Y la historia cambió. El artillero en mención se quedó petrificado, no lo podía creer, estaba atónito, absorto, fuera de lugar y lo mismo sucedió con los otros diez jugadores, todos olvidaron el partido y se reunieron en el centro del campo para celebrar, se sentaron a conversar, querían que el partido termine para ir a emborracharse por primera vez en su vida, estaban tan contentos que se besaban entre ellos.

Los peruanos, que al principio habían quedado tan perplejos como los venecos, tomaron el poder del balón y se fueron con todo al arco contrario, la tocaron, la lanzaron, la distribuyeron, avanzaron y avanzaron y en el momento en que se disponían a traspasar la línea de la media cancha terminó el primer tiempo.

Cuando regresaron después del descanso, el partido se reanudó con tan sólo 8 jugadores venezolanos, ya que al resto se les declaró en estado de éxtasis y no pudieron regresar al campo porque fueron trasladados a una clínica local. Esta vez sacaron los llaneros, pero inmediatamente Canevo se robó el balón y se fue con todo, él solito hasta la portería rival mientras que sus compañeros imitaban el sonido de un patrullero detrás de él, nadie lo vio más, sólo el árbitro pudo advertir que había dejado el balón dentro del arco venezolano y lo vio clarito porque no había ni defensa ni arquero. Golazo peruano.

Por primera vez en la historia un equipo peruano estaba adelante en el marcador frente a la poderosa escuadra venozalana y aunque esto malograba el récord de los rivales, felicitaron a los que quedaron en la cancha porque Canevo ya no estaba.

Se reanudó el juego pero los venezolanos estaban tan contentos que regalaron el balón a los peruanos, estos se lanzaron nuevamente al ruedo en busca de alargar el marcador, nuevamente hicieron gala de lo que pudieron y así transcurrieron 44 minutos y recién pudieron encontrarse a tiro de gol y ahí mismo, cuando la iban a empujar el entrenador venezolano, a viva voz, les dijo a sus dirigido: ¡chesu, no estaba muerto, el diablo nunca muere!

Por arte de magia apareció un defensa vinotinto, se la quitó al delantero peruano, la llevó a toda velocidad a nuestra portería, cedió un pase perfecto al arquero y esta vez no tuvo piedad y la clavó en un ángulo. Gol de Venezuela.

Cuando Perú realizó el saque de reposición el árbitro dio por terminado el partido, los venezolanos lloraban porque por ese empate algún miembro de su familia desaparecería esa misma noche, los peruanos lloraban de alegría y emoción y la tribuna totalmente llena, porque nadie se pierde un partido contra Venezuela, comenzó a tirar piedras contra los peruanos, recordemos pues que eran arequipeños. Mientras todos esquivaban la lluvia de rocas los micrófonos de los reporteros lograban captar la algarabía peruana y algunas palabras del entrenador nacional: casi, casi le ganamos a Venezuela, hoy es un día glorioso e histórico, ahora ya puedo morir tranquilo.

Se comunica a todos los fanáticos deportivos que la FPF ha programado un merecido reconocimiento a la trayectoria del coach peruano en la sede del Palacio de Gobierno y sus posteriores exequias en el cementerio El Ángel, descanse en paz.

domingo, 23 de enero de 2011

Cof Cof

- Oiga señor, apague su cigarro, hay niños a bordo

- ¿Qué cosa? Oiga señora soy el chofer, no joda, yo no apago nada, si quiere que lo haga venga acá y traiga su bocota que necesito cenicero.

Inmediatamente, a la primera protesta se le unieron más voces de desacuerdo.

- Carajo, si no les gusta el humo se me bajan ahoritita mismo que yo soy el chofer Pacheco y a nadie le aguanto un queco.

- Malcriado encima, le damos de comer y se pone faltoso.

- Dame de comer a tu hermana.

Inmediatamente, a la última voz de protesta se le sumó un somero puñetazo en la sien del chofer haciendo saltar los lentes que llevaba puestos. El bus se detuvo en seco.

- Ya, ya, ya, no es necesaria la violencia, si yo insulto, insulten nomás pe, pa que pegan, duele carajo… por la… ¿alguien ha visto mis lentes?

- Váyase a la mierda.

Inmediatamente, a esta sentencia se le unió un desfile de inconformes pasajeros que bajaron en fila india.

- Carajo, si sólo es un cigarrito, por eso no me van a pegar ni se van a bajar, no pues, yo sólo quiero fumarme uno, no aguanto la angustia pe, tamare.

Inmediatamente, luego de las últimas palabras del chofer y antes que se disipe el humo dentro del bus, le llegó la certeza que por malcriado y vicioso, se había quedado solo.

miércoles, 19 de enero de 2011

Rocas

El chofer de la 12 cogió su roída cinta magnetofónica, lo empujó dentro del reproductor aún más roñoso que el casete y subió todo el volumen que los parlantes del bus le permitían soportar. La música de los 80 comenzó a sonar.

El rock en castellano más emblemático de hace tres décadas se decantaba por los pies de los pasajeros, obligándolos, casi totalmente en contra de su voluntad a dar de tacones sobre el piso. Simulando el tamborilear de la batería, la divulgación del compás pronto se hizo masiva y nadie pudo dejar de seguir el ritmo.

De pronto el cobrador anunció:

Hoy celebramos el cumpleaños de Mustango, alguien a quien queremos mucho y por él vamos a brindar.

Las cervezas heladas se repartieron entre todos, los que sin querer y en contra de su voluntad, no podían bajar, tampoco saltar por la ventana, menos dejar de mover la cabeza en un gesto afirmativo adelante y hacia atrás, meneando el cuello sin parar. Sin entender lo que sucedía, a pesar que ya sabían que Mustango estaba de cumpleaños, el frenesí se había apoderado de sus sentidos y unas locas ansias de tomar, sed que les resquebrajaba la garganta, los impulsó a libar.

Las cervezas comenzaron a bullir por todos lados, el chin de salud no se hacía esperar, licor más licor es igual a borrachera y borrachera es igual a desinhibición así que ya por lo menos dos muchachotes le estaban haciendo el baile del tubo a media multitud, las chicas se habían desabrochado las blusas, una viejita ayudaba al chofer con la palanca de cambios, el cobrador animaba a la vez que destapaba más cerveza y al fondo, tal vez ayudados por algún paquete ilegal iniciaban un rictus celestial con la certera convicción que por primera vez sucedería un caso sin igual: engendrar un pasajero nuevo sin necesidad de invitarlo a subir.

Era un juergón, con sexo, drogas y alcohol, tal como Mustango siempre soñó, por lo que era hora de hacerle la presentación. A esto el cobrado dijo:

Llegó la hora de saludar a Mustango, todos por favor dense vuelta y miren por la ventana, ahí está nuestro agasajado, totalmente borracho corriendo detrás.

Feliz cumpleaños Arturo!