miércoles, 19 de enero de 2011

Rocas

El chofer de la 12 cogió su roída cinta magnetofónica, lo empujó dentro del reproductor aún más roñoso que el casete y subió todo el volumen que los parlantes del bus le permitían soportar. La música de los 80 comenzó a sonar.

El rock en castellano más emblemático de hace tres décadas se decantaba por los pies de los pasajeros, obligándolos, casi totalmente en contra de su voluntad a dar de tacones sobre el piso. Simulando el tamborilear de la batería, la divulgación del compás pronto se hizo masiva y nadie pudo dejar de seguir el ritmo.

De pronto el cobrador anunció:

Hoy celebramos el cumpleaños de Mustango, alguien a quien queremos mucho y por él vamos a brindar.

Las cervezas heladas se repartieron entre todos, los que sin querer y en contra de su voluntad, no podían bajar, tampoco saltar por la ventana, menos dejar de mover la cabeza en un gesto afirmativo adelante y hacia atrás, meneando el cuello sin parar. Sin entender lo que sucedía, a pesar que ya sabían que Mustango estaba de cumpleaños, el frenesí se había apoderado de sus sentidos y unas locas ansias de tomar, sed que les resquebrajaba la garganta, los impulsó a libar.

Las cervezas comenzaron a bullir por todos lados, el chin de salud no se hacía esperar, licor más licor es igual a borrachera y borrachera es igual a desinhibición así que ya por lo menos dos muchachotes le estaban haciendo el baile del tubo a media multitud, las chicas se habían desabrochado las blusas, una viejita ayudaba al chofer con la palanca de cambios, el cobrador animaba a la vez que destapaba más cerveza y al fondo, tal vez ayudados por algún paquete ilegal iniciaban un rictus celestial con la certera convicción que por primera vez sucedería un caso sin igual: engendrar un pasajero nuevo sin necesidad de invitarlo a subir.

Era un juergón, con sexo, drogas y alcohol, tal como Mustango siempre soñó, por lo que era hora de hacerle la presentación. A esto el cobrado dijo:

Llegó la hora de saludar a Mustango, todos por favor dense vuelta y miren por la ventana, ahí está nuestro agasajado, totalmente borracho corriendo detrás.

Feliz cumpleaños Arturo!

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