- Oiga señor, apague su cigarro, hay niños a bordo
- ¿Qué cosa? Oiga señora soy el chofer, no joda, yo no apago nada, si quiere que lo haga venga acá y traiga su bocota que necesito cenicero.
Inmediatamente, a la primera protesta se le unieron más voces de desacuerdo.
- Carajo, si no les gusta el humo se me bajan ahoritita mismo que yo soy el chofer Pacheco y a nadie le aguanto un queco.
- Malcriado encima, le damos de comer y se pone faltoso.
- Dame de comer a tu hermana.
Inmediatamente, a la última voz de protesta se le sumó un somero puñetazo en la sien del chofer haciendo saltar los lentes que llevaba puestos. El bus se detuvo en seco.
- Ya, ya, ya, no es necesaria la violencia, si yo insulto, insulten nomás pe, pa que pegan, duele carajo… por la… ¿alguien ha visto mis lentes?
- Váyase a la mierda.
Inmediatamente, a esta sentencia se le unió un desfile de inconformes pasajeros que bajaron en fila india.
- Carajo, si sólo es un cigarrito, por eso no me van a pegar ni se van a bajar, no pues, yo sólo quiero fumarme uno, no aguanto la angustia pe, tamare.
Inmediatamente, luego de las últimas palabras del chofer y antes que se disipe el humo dentro del bus, le llegó la certeza que por malcriado y vicioso, se había quedado solo.
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