sábado, 17 de enero de 2009

La modorra

La modorra, bendita modorra, esa misma que no te duerme pero te pone a soñar. Me he mantenido despierto por si habían noticias cercanas de ella, no se, tal vez algún pasajero conocido que sea su amigo y que sepa lo que está haciendo, tal vez una señal en algún letrero publicitario o un mensaje en la radio aunque los locutores sean de Studio 92, tal vez el chofer se me acerque y me diga: hijo, no te preocupes, ella está bien y te espera. Probablemente descanse y entre sueños me pida que la acompañe a su casa, estoy muy cerca y me gustaría estarlo más, tal vez se haya ido con sus amigas de promoción y la está pasando de manera tan fabulosa que no es necesario que le arruine la diversión.

Esta soñolencia me permite meditar subido en nubes motorizadas y caminos de chocolate, no puedo distinguir la realidad de la fantasía, creo escuchar a alguien que dice bendita la coincidencia… bendita sea tu presencia… y casi sueño que yo contesto y logro verla.

La extraño, me gustaría que me acompañe en mi viaje o yo ser su compañía en el que tenga ella, me gustaría que llegue despierta y yo dormirme ahora, me encantaría que no le pase nada y llegue a salvo, me gustaría verla hoy y saborear de su karma, poder mirarla a los ojos y que ella pueda mirar los míos, me gustaría que llegue bien aunque no sea conmigo.

Casi despierto, mejor me recuesto, el viaje es largo, ya habrá tiempo para verla.

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